Iniciar el taller de creatividad me
resultó un poco pesado, más que todo por el hecho de que, en la primera parte
del proceso creativo, tuvimos que conformar equipos con personas que conocíamos
muy poco. Los otros integrantes de UPC CREATIVO pertenecen a la misma carrera, por
lo que se conocían entre sí; por otro lado, yo no los conocía tan bien y eso me
impedía, en cierta forma, integrarme al equipo, pese a que realizamos un compartir.
Los horarios que teníamos también
eran un problema, puesto que no se podía acordar las fechas y horas con tanta
facilidad. Todos teníamos trabajos y deberes externos que nos impedían
reunirnos para realizar las tareas indicadas. Sin embargo, los días que habían
espacios en donde nos podíamos reunir, siempre, en lo posible, terminábamos el
trabajo, a regañadientes o a veces bromeando, pero lo terminábamos.
Conforme iban pasando las semanas,
empezamos a conocer las actitudes y habilidades que tenía cada uno de los
integrantes del equipo. Las tareas se definían y se dejaban para traer en un
día específico. Había veces en las que no se cumplía con lo dicho y si se
hacía, no era como se había pedido. Esto sucedió en reiteradas oportunidades,
pero la insistencia obligaba a los demás a poner de su parte.
En conclusión, a veces las clases
nos resultaban agobiantes, ya que no entendíamos la finalidad del curso.
Además, algo que pude notar es que la realización de los deberes era más por
obligación, que por gusto al curso. Sin embargo, lo positivo e importante fue
que comprendí que este trabajo me ayudó a relacionarme con personas con las
cuales no pensé tener un trato amical. Además, en el futuro, cuando tenga que
obtener una solución creativa, podría pensar en recurrir al proceso creativo
como método de obtención.
Christian
Flores (u201220216)
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